miércoles, 23 de mayo de 2018

Las patriotas cordobesas

Córdoba - Los años que siguen a la Revolución de Mayo de 1810 demandan abnegación, renuncia y privaciones. La "tranquilidad pública", tantas veces mencionada en la Gaceta de Buenos Aires (1810-1821), demanda un esfuerzo material por parte de los ciudadanos de Córdoba en condiciones de aportar fondos o bienes materiales al sostenimiento de las fuerzas de la emancipación.
"Causa ternura el patriotismo con que se esfuerza el pueblo para socorrer al erario en los gastos precisos para la expedición de las Provincias interiores. Las clases medianas, los más pobres de la sociedad son los primeros que se apresuran a porfía a consagrar a la Patria una parte de su escasa fortuna; empezarán los ricos las erogaciones propias de su caudal y de su celo; pero aunque un comerciante rico despierta admiración por la gruesa cantidad de su donativo no podrá disputar al pobre el mérito recomendable de la prontitud en sus ofertas", expresa Mariano Moreno, citado por Oscar Terán en Historia de las ideas en Argentina.
Por su parte, el Gobernador Intendente de Córdoba designado por la Primera Junta de Gobierno, Juan Martín de Pueyrredón, agradece el apoyo al nuevo orden en formación: "Os confieso cordobeses que al llegar en medio de vosotros, me habéis presentado el cuadro más tierno de vuestra conducta con nuestro Ejército Auxiliador: toda clase de socorros, obsequios extremos y el contento retratado en todos sus semblantes, dan el más verdadero testimonio de vuestra cordial gratitud, esta noble virtud que ya los distingue para siempre, me ha hecho concebir la más alta idea de vuestro carácter", según publica la Gaceta de Buenos Aires el 23 de agosto de 1810.
En esa misma edición, el órgano de prensa de la Junta de Mayo publica un inventario de donaciones, en el que se destaca la mujer cordobesa: "La Patriota Doña Manuela Castro ha oblado 1 onza de oro con manifestación de aprecio singular a sus hermanos los naturales de estos países, y por dos hijos existentes en el colegio de Córdoba ha entregado 8 pesos fuertes, y su hija Doña María Antonia de corta edad por sí y cuatro hermanitas 8 pesos fuertes, habiéndose expresado la referida chica al tiempo de darlos con los sentimientos más propios de la ternura con que una madre debe enseñar a los hijos a amar a su Patria".
La edición facsimilar de la Gaceta de Buenos Aires (1810-1821), impresa en 1910 por la Junta de Historia y Numismática Americana de Argentina, es una valiosa fuente de información del período de la independencia nacional.
Por su parte, el sacerdote jesuita e historiador, Pedro Grenón, publica en 1931 un pequeño libro titulado Patriotas cordobesas. El ejemplar recoge una gran cantidad de actos de desprendimiento de parte de la población a partir de la lectura de fuentes como la Gaceta de Buenos Aires y documentos del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba.
El libro de Pedro Grenón refleja la entrega voluntaria en dinero, onzas de oro y alhajas, también en tabaco, arrobas de azúcar, incluso caballos, bueyes y reses para proporcionar carnes secas y saladas, además de ponchos y frazadas.
Un pasaje de la obra del historiador y sacerdote, enumera: "Razón de los sujetos y de lo que han donado con toda generosidad. De Río Seco: Paulina Jorge, una vaca, Juana Rosa, 2 vacas; De la Capilla de Santa Rosa: María Escobar, viuda, un ganado de asta, Doña Feliciana Arguello, 4 reales, Doña María Saavedra, 1 peso, Sinforosa Virrarruel, viuda, 1 peso".
Más adelante, agrega: "Del Partido de Río Seco, Catalina Suárez, un poncho, Ramona Sánchez, un poncho, Ignacia Ferreyra, 4 reales, Cornelia Cabrera, un peso, Juana María Suarez, 6 reales", y continúa una larga nómina de donativos.
En el registro de donaciones del año 1814, aparecen Jacinta Díaz, vecina de Caminiaga, Rosa Juárez, de Laguna Larga, además de Encarnación Villalba, Pilar Soria y Pilar Tisera, vecinas de Capilla del Pilar, las que donaron un caballo cada una. También Trinidad Zeballos y Pilar Pose Quiroga, quienes contribuyeron con caballos.
El libro Patriotas cordobesas destaca la figura de doña María Tiburcia de Haedo. En cierta forma, esta mujer encarna el caso de toda una familia entregada a la causa de la emancipación.
"Don José de Paz, administrador del Correos de esta Capital, y mi esposa Doña María Tiburcia de Haedo, hacemos presente que: a más de las ofertas que nuestros hijos Don José María Paz, capitán comandante de Artillería, y Don Julián Paz, teniente del mismo cuerpo, impulsados del más ardiente patriotismo, han hecho a vuestra excelencia, siendo destinados por la excelentísima Junta a caminar con sus compañías a las provincias del Perú, cediendo cualquiera parte o la totalidad de sus sueldos", según la cita de Pedro Grenón.
"Oblamos unánimes y conformes a la disposición de vuestra excelencia movidos por la propia adhesión y a beneficio de la común y justa causa: Todas la alhajas que poseemos para auxilio de las presentes urgencias", sentencia el matrimonio formado por María Tiburcia de Haedo y José de Paz.
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