Tuve el privilegio de conocer a Hernán Funes, en el mes de abril del año 2006, apenas arribó a la ciudad de Deán Funes, sede la 9na. Circunscripción Judicial, para asumir el cargo de Fiscal de la Cámara.
Traía en su equipaje nada menos que treinta y dos años de experiencia en el fuero penal en la capital provincial.
Con solo 19 años había ingresado al Poder Judicial, donde recorrió el escalafón desde el inicial cargo de Escribiente hasta ocupar el cargo de Secretario de Cámara, habiendo cumplido funciones de Asesor Letrado, previo a ser designado como representante del Ministerio Público Fiscal en Deán Funes, cargo en el que se desempeñaba cuando lo sorprendió la muerte.
Debo resaltar que al poco tiempo de ejercer su función en la jurisdicción del norte cordobés, se perfiló como un funcionario de pocas palabras, de firmes convicciones, ejerciendo su cargo con total independencia y valentía, sin que su pulso temblara frente a los poderosos. Sin embargo, ello no le impidió ser franco y leal con sus naturales adversarios en los estrados del tribunal.
Su fino olfato de buen investigador le permitió intervenir como Director del Proceso en resonantes causas de corrupción administrativa. Así, como colaborador de la Fiscalía de Instrucción deanfunense, logró llevar a juicio a toda una administración municipal – en ejercicio del poder político - por fraudes al erario público. En un inédito juicio, los acusados asumieron su culpabilidad y resarcieron parte de lo malversado.
De igual manera fue convocado a colaborar en la sede de Cruz del Eje, cuando la corrupción intentó enquistarse en el propio poder judicial, logrando extirpar los elementos nocivos de su seno.
De profunda sensibilidad, supo encauzar su vocación de servicio, colaborando en sus horas libres en la comisión pro-construcción de un geriátrico en esta ciudad. Se convirtió desinteresadamente y dentro de las limitaciones que le imponía su función, en el impulsor de la casa de ancianos que hoy sigue en marcha.
Quienes compartimos de cerca su función y su amistad, supimos de su preocupación por afianzar la justicia, de su respeto por los derechos .fundamentales del hombre y de su compromiso con los más débiles..
Querido amigo, dejaste tu impronta en Deán Funes, donde el pueblo todo te recuerda con cariño y respeto. Hoy sólo me queda decirte: misión cumplida.
Hasta siempre.
Horacio Enrique Ruiz
Traía en su equipaje nada menos que treinta y dos años de experiencia en el fuero penal en la capital provincial.
Con solo 19 años había ingresado al Poder Judicial, donde recorrió el escalafón desde el inicial cargo de Escribiente hasta ocupar el cargo de Secretario de Cámara, habiendo cumplido funciones de Asesor Letrado, previo a ser designado como representante del Ministerio Público Fiscal en Deán Funes, cargo en el que se desempeñaba cuando lo sorprendió la muerte.
Debo resaltar que al poco tiempo de ejercer su función en la jurisdicción del norte cordobés, se perfiló como un funcionario de pocas palabras, de firmes convicciones, ejerciendo su cargo con total independencia y valentía, sin que su pulso temblara frente a los poderosos. Sin embargo, ello no le impidió ser franco y leal con sus naturales adversarios en los estrados del tribunal.
Su fino olfato de buen investigador le permitió intervenir como Director del Proceso en resonantes causas de corrupción administrativa. Así, como colaborador de la Fiscalía de Instrucción deanfunense, logró llevar a juicio a toda una administración municipal – en ejercicio del poder político - por fraudes al erario público. En un inédito juicio, los acusados asumieron su culpabilidad y resarcieron parte de lo malversado.
De igual manera fue convocado a colaborar en la sede de Cruz del Eje, cuando la corrupción intentó enquistarse en el propio poder judicial, logrando extirpar los elementos nocivos de su seno.
De profunda sensibilidad, supo encauzar su vocación de servicio, colaborando en sus horas libres en la comisión pro-construcción de un geriátrico en esta ciudad. Se convirtió desinteresadamente y dentro de las limitaciones que le imponía su función, en el impulsor de la casa de ancianos que hoy sigue en marcha.
Quienes compartimos de cerca su función y su amistad, supimos de su preocupación por afianzar la justicia, de su respeto por los derechos .fundamentales del hombre y de su compromiso con los más débiles..
Querido amigo, dejaste tu impronta en Deán Funes, donde el pueblo todo te recuerda con cariño y respeto. Hoy sólo me queda decirte: misión cumplida.
Hasta siempre.
Horacio Enrique Ruiz
@diarioasisomos / @dante.asisomos
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